No sabía manejar mi dinero: historia real y cómo lo cambié

Ilustración de un joven con expresión confundida tocándose la cabeza, junto a un signo de interrogación y un símbolo de dólar, representando el momento en que se da cuenta de que no sabe manejar su dinero y cómo eso afecta su vida financiera.

Tabla de contenidos

A veces no es falta de ganas. Es falta de información.
Por años pensé que el problema era que no ganaba suficiente, que todo estaba muy caro, o que simplemente el dinero “no me rendía”. Pero la verdad era otra: yo no tenía idea de cómo manejar mi plata.

Esta es la historia de cómo lo descubrí, cómo me afectó, y cómo empecé a cambiar mi relación con el dinero sin tener que volverme experto.

Siempre pensé que ahorrar era imposible

Crecí en una familia donde el dinero alcanzaba con lo justo. Nunca pasamos hambre, pero tampoco hubo lujos.
Ahorro era una palabra que solo escuchaba en noticias o películas. En mi casa nadie hablaba de eso. Lo que entraba se gastaba. Punto.

Cuando empecé a trabajar a los 22, lo primero que pensé fue: “ahora sí voy a tener libertad”. Pero no fue así. Ganara lo que ganara, siempre terminaba en ceros antes de fin de mes.

El ciclo que se repetía cada mes

Mi rutina era más o menos así:

  • Me pagaban.

  • Me emocionaba.

  • Gastaba en cosas que “me merecía”.

  • Me olvidaba de cuánto tenía.

  • Terminaba con $8.000 en Nequi y muchas dudas existenciales.

Y lo peor: no me daba cuenta de que eso era una forma de autosabotaje. Me creía responsable porque pagaba mis cuentas, pero no tenía control ni estrategia.

 El momento incómodo que me hizo abrir los ojos

Todo cambió un domingo por la tarde. Mi mamá me pidió ayuda para organizar sus cuentas del mes. Le ayudé a sumar recibos y a revisar su libreta de apuntes.

Pero lo que me impactó fue esto: ella, con la mitad de lo que yo ganaba, tenía un pequeño fondo de ahorro.

Le pregunté:
—¿Cómo haces para ahorrar, si ganas menos que yo?

Me miró y dijo:

“Porque nunca gasto más de lo que ya tengo planeado. Ahorro primero. Gasto después.”

Ahí me cayó el veinte: yo estaba haciendo todo al revés.

Me sentía mal… pero también motivado

Salí de esa conversación con una mezcla de vergüenza y motivación.
Tenía 24 años, cero ahorros, y ni idea de cuánto gastaba al mes. Pero en lugar de deprimirme, decidí empezar por algo básico: entender mi plata.

Y me hice esta pregunta:
¿Dónde se está yendo mi dinero?

Empecé por lo más simple: anotar todo

Compré una libreta y durante un mes, anoté cada gasto que hacía, sin importar qué tan pequeño fuera.
Sí, también apuntaba el café de $3.000 y el pasaje de $2.800. Al principio parecía ridículo, pero después empecé a notar patrones:

  • Compraba comida por fuera 6 veces a la semana.

  • Pagaba suscripciones que ni usaba.

  • Hacía compras por impulso en tiendas online “porque sí”.

En total, más de $350.000 se iban sin que me diera cuenta.

El segundo paso: crear un presupuesto (con errores incluidos)

Ese mismo mes, hice mi primer presupuesto en Google Sheets. Me quedó mal, no cuadraban las cifras, y se me olvidó incluir cosas básicas como el transporte o el celular.
Pero era un comienzo.

Lo más importante fue entender que mi dinero tenía que tener un plan. Y que hacer un presupuesto no se trataba de limitarme, sino de elegir a conciencia.

Lo que aprendí en ese primer intento

1. No se trata de ganar más, sino de saber usar lo que ya tienes

Ganar más ayuda, claro. Pero si no tienes control, más dinero solo agranda tus errores.

2. El ahorro no es para ricos. Es para los que se organizan

Ahorro no es guardar $500.000 de una. Es separar $10.000 cada vez que puedas. Lo importante es hacerlo hábito.

3. Tener control da tranquilidad mental

Cuando tienes claro lo que entra y sale, tu mente se relaja. Ya no estás a la deriva. Tienes un plan.

 ¿Y qué pasó después?

  • Tengo un fondo de emergencias con tres meses de gastos.

  • Sigo usando un Excel sencillo, pero efectivo.

  • Puedo darme gustos sin sentir culpa.

  • Y, sobre todo, tengo tranquilidad.

No soy millonario, ni inversionista, ni coach financiero. Solo alguien que decidió dejar de ignorar su dinero.

Si tú también te sientes perdido, empieza por esto

  1. Anota tus ingresos y gastos por una semana (sin juzgarte).

  2. Agrúpalos por categorías: comida, transporte, ocio, etc.

  3. Revisa en qué puedes reducir solo un poco (sin extremos).

  4. Fíjate una meta: ahorrar $50.000 este mes. Nada más.

  5. Y repite el proceso el siguiente mes, ajustando lo que funcione.

 ¿Te sentiste identificado con esta historia?

Descarga esta plantilla gratuita para crear tu primer presupuesto mensual (como yo lo hice).
📥 Descargar Plantilla de Presupuesto en Excel

Y si quieres que te ayude a armar uno desde cero con tus propios números, déjame un comentario o escríbeme. A veces solo necesitamos un empujón.

Conclusión

Ignorar tu dinero no te hace libre. Solo te mantiene atrapado.
Hablar de dinero, aprender sobre él y tomar el control es uno de los mayores actos de amor propio que puedes hacer.

Porque cuando tú te haces cargo de tu plata, tu vida empieza a ordenarse sola.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Domina Tu PLata