Todos tenemos una historia de cuando el dinero no alcanzó, pero no es algo que te enseñen en el colegio.
Esta es la mía. No es dramática ni trágica, pero me cambió la forma de ver la plata. Y ojalá alguien me hubiera contado esto antes.
Contexto: primer trabajo, primer sueldo, cero idea
Tenía 21 años. Acababa de terminar mis prácticas en una empresa pequeña de diseño y, por suerte, me ofrecieron seguir como freelance. Me iban a pagar $1.200.000 al mes. Para mí, en ese momento, eso era una fortuna.
Vivía con mis papás, no tenía hijos, ni deudas, ni responsabilidades grandes. Así que pensé: “ya estoy hecho”. Me sentía como si me hubieran dado carta blanca para hacer lo que quisiera.
Spoiler: no estaba hecho.
Día de pago: emociones y errores
El día que me pagaron, me fui caminando con una sonrisa al Éxito. Compré ropa, cené sushi (que casi nunca comía), pedí Uber de regreso a casa, y al otro día invité a mis amigos a una salida.
En tres días, había gastado más de $400.000.
Y lo peor es que ni siquiera me sentía culpable. Me sentía adulto. Productivo. Libre.
El bajonazo: no llegaba ni al día 15
Para el día 10 ya no tenía ni la mitad del sueldo.
Para el día 15, estaba mirando con miedo el saldo de Nequi. $35.000.
Y aún faltaban dos semanas más.
Me empecé a estresar. Le dije que no a planes, comencé a almorzar arroz con huevo todos los días, y hasta evité entrar a redes para no ver a la gente saliendo o viajando.
¿Cómo era posible que con un “buen sueldo” estuviera tan pelado tan rápido?
El momento que me abrió los ojos
Recuerdo que ese mismo mes, un amigo me envió un video de YouTube que se llamaba:
“¿Qué hacer cuando el dinero no te alcanza?”
Y no sé si fue el video o el hecho de que me llegó justo cuando lo necesitaba, pero empecé a entender que el problema no era cuánto ganaba. Era cómo lo estaba usando.
Fue la primera vez que escuché la palabra presupuesto sin que me diera pereza. Y decidí intentar algo distinto el siguiente mes.
Qué hice para salir del hueco (sin dejar de vivir)
1. Puse todo en una hoja de Excel
Me senté una noche y escribí:
Cuánto ganaba
Cuánto me costaban los gastos fijos (transporte, celular, Netflix, mercado)
Cuánto estaba gastando en “gusticos”
Solo ver todo eso escrito me dio vergüenza… pero también claridad.
👉 Lo más importante fue entender que mi dinero tenía que tener un plan. Y hacer un presupuesto no se trataba de limitarme, sino de elegir a conciencia.
Aquí te dejo la guía que seguí para armar mi primer presupuesto:
Cómo hacer un presupuesto mensual en Excel (sin volverte loco).”
2. Me fijé un límite para gastar “por gusto”
Antes gastaba sin pensar. Ahora me puse una meta:
“Solo puedo gastar $200.000 en antojos este mes.”
Y lo anotaba. Si un día gastaba $30.000 en comida por fuera, me quedaban $170.000.
H3: 3. Empecé a separar un poco para ahorrar
Sí, aunque no me alcanzara al principio. Separaba $50.000 apenas me pagaban. No lo tocaba. Solo lo miraba de vez en cuando con orgullo.
Cómo cambió mi vida con algo tan básico
El siguiente mes no llegué a fin de mes estresado.
Tenía comida, pude salir una vez con amigos, y aún me quedaron $70.000 sin gastar.
¿Sabes lo que se siente eso para alguien que vivía “al día”?
Es libertad. Pequeña, pero real.
A partir de ahí, cada mes fui afinando mi presupuesto. Usé apps, hice retos de ahorro, y hasta ayudé a mi hermana a organizarse cuando consiguió su primer trabajo.
Si estás empezando, esto es lo que quiero que sepas
No necesitas ganar millones para organizar tu dinero.
Tener un presupuesto no significa que no vas a salir o disfrutar. Solo significa que vas a elegir mejor en qué gastas.
Ahorrar no es un lujo. Es una forma de cuidar de ti mismo.
No necesitas ser experto en Excel. Solo necesitas empezar con lo que tienes.
¿Quieres evitar lo que me pasó a mí?
Te dejo una plantilla que me hubiera encantado tener en ese momento:
📥 Descargar Plantilla de Presupuesto y Ahorro Mensual
Y si te gustó esta historia o te sentiste identificado, compártela o déjame un comentario.
Conclusión
No necesitas un gran sueldo para tener estabilidad.
Solo necesitas detenerte un momento, mirar tu realidad, y empezar a tomar decisiones pequeñas.
Porque como descubrí ese mes:
El dinero se va rápido, pero las lecciones que deja duran para siempre.
Una respuesta